Hoy me gustaría traeros una reflexión sobre el sí y el no y cómo estamos educados para el sí cuando en realidad queremos decir que no. Actualmente tenemos un sinfín de caminos que podemos elegir y puede que en algún punto nos acabemos alejando de nuestras prioridades. Decir que no a muchos aspectos que nos son ‘irrelevantes’ puede ayudarnos a ahorrar tiempo y energía para finalmente ser más eficaces en lo que sí que nos apasiona. Para recibir algo nuevo hay que darle siempre un espacio vacío previo.
Menos es más. Es más eficiente y productivo como personas centrarnos en pocas cosas y hacerlas excelentes a centrarnos en muchas y que sean mediocres. Elegir decir que no a decir que si a todas nuestras decisiones. Dado a que nos han educado como personas complacientes, a veces decir que no puede ser duro pero más duro será vivir con un sí que realmente no lo era. No por negarnos somos malos ni por aceptar cualquier cosa somos mejores. La honestidad, y no la complacencia, es la clave hacia la felicidad personal y la transparencia en nuestras relaciones tanto personales, laborales, etc.

¿Qué camino quieres coger, el de la honestidad o el de la complacencia?
Sin embargo desde mi experiencia personal sí que practico la alternativa al no, es decir, como acto de generosidad ofrezco una alternativa a mi negativa. Y sí, debemos ser educados y utilizar un «no, gracias».
Personalmente me gusta declarar un día en mi semana que sea el día de «EL NO». El día en el que voy practicando el saber identificar con claridad que sí quiero en mi vida y a qué no quiero dedicarle ni un minuto. Y de verdad que te recomiendo que lo practiques porque la satisfacción personal al final de ese día es maravillosa. Las personas con más éxito han sabido decir que no y poner sus límites haciendo espacio en sus vidas para decir sí a lo desconocido y lo inesperado.
He de declararme fiel seguidor de la Regla de Pareto que afirma que «el 80% de nuestros esfuerzos consigue solo el 20% de nuestros resultados; y, por tanto, el 20% de nuestros esfuerzos es responsable del 80% de lo que conseguimos». Por ello debemos priorizar y centrarnos en el 20% productivo empezando por reconocerlo en nuestra vida y en nuestro trabajo. De esta manera todo se simplificará de manera pasmosa.

«Estoy muy ocupado haciendo cosas que no necesito hacer evitando hacer lo que se supone que debo hacer»
Priorizar se convierte en una tarea más sencilla si lo hacemos en dos pasos. Acometer primero lo más difícil de la lista de tareas nos hará sentir más positivos y con más fuerza para afrontar el resto de actividades con la sensación de haber avanzado. Al margen de la velocidad, es gratificante el no haber procrastinado o abandonado a mitad de camino por sentirnos desmotivados.
No es la velocidad sino la dirección, no es la cantidad, sino la calidad.
Revisemos todos nuestra agenda y digamos no a todo aquello que no refleja nuestros valores personales para que vivamos nuestra vida y no la del otro; comprueba que cada tarea tiene sentido con lo que queremos que sea nuestra vida.
Santi Torres
CEO Essencia inmobiliaria
http://www.essenciainmobiliaria.com/
FUENTE: «Menos es más»